La apreciación es un
proceso con el cual se toma
conciencia de uno de los rasgos esenciales de la actividad artística: la
relación entre la forma y el contenido. Al escuchar ejecutar una pieza musical, observar una imagen, un movimiento coreográfico o una puesta en
escena, se experimenta con los lenguajes sonoro, visual, cinético-corporal o
dramático estámos generando nuevos pensamientos, emociones, en suma una nueva sensibilidad
El resultado de este trabajo de
experimentación mostrará que virtualmente existe una serie infinita de maneras para relacionar las formas y el contenido. Cuanto más se conozcan las características de un lenguaje
artístico –y se tenga más oportunidades de ponerlo en práctica– (aunque sea con ejercicios sencillos de manera lúdica), se adquirirá
la sensibilidad suficiente para utilizar los recursos estéticos. Ésta es una primera
contribución del arte al pensamiento: es que
se sepa identificar cuándo un color matizado, un ritmo lento, un
movimiento pausado o una inflexión de voz resultan idóneos para acompañar un
mensaje.
Sensibilidad: Si partimos de la idea de que los seres humanos vivimos en un entorno de estímulos sensoriales y culturales, podemos afirmar entonces que la capacidad de experimentar cualidades sonoras, visuales, táctiles o del movimiento está directamente relacionada con las funciones de nuestro sistema sensorial, el cual, desde el punto de vista biológico, está diseñado para ser sensible al conjunto de elementos que constituyen el entorno
Sensibilidad: Si partimos de la idea de que los seres humanos vivimos en un entorno de estímulos sensoriales y culturales, podemos afirmar entonces que la capacidad de experimentar cualidades sonoras, visuales, táctiles o del movimiento está directamente relacionada con las funciones de nuestro sistema sensorial, el cual, desde el punto de vista biológico, está diseñado para ser sensible al conjunto de elementos que constituyen el entorno